por Belén | Ene 14, 2015 | Adultos
Durante toda la vida afrontamos situaciones que en muchas ocasiones nos resultan problemáticas, entre otras muchas que se pueden dar pondremos unos ejemplos de las más importantes, enfermedad propia o ajena, muerte o traición de un ser querido, problemas al relacionarnos con las personas de nuestro entorno, problemas laborales, etc. Todos intentamos resolver estos conflictos de la mejor manera posible y recurrimos a todos los conocimientos y estrategias que en ocasiones anteriores nos han dado resultado a la hora de resolver alguna situación, aunque en poco, algo similar. Pero a veces sucede que ninguna de esas estrategias nos resulta lo suficientemente útil o la situación es tan novedosa que no tenemos en nuestro repertorio ninguna solución que nos resulte válida o que consideremos adecuada para resolver el problema. El resultado de lo anterior es que el conflicto persiste a lo largo del tiempo dando lugar a que cada vez nos sintamos peor a nivel anímico y personal, llegando incluso a provocar síntomas físicos de gran relevancia. Hay situaciones que no podemos cambiar, por ejemplo la muerte de un ser querido, pero si hay múltiples posibilidades de afrontarlas y será en función de esto, el que consigamos o no superar el problema y seguir viviendo en unas condiciones de vida más que óptimas. La función del psicólogo es precisamente la de hacer ver a la persona todos aquellos recursos que posee y que debido a que se siente sumergido en el problema no es capaz de ver o reconocer posibles soluciones y luego ayudar y facilitar el que los utilice y los lleve a cabo de la manera más óptima...
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