Miedos Infantiles

El miedo infantil es algo natural en los niños, cumple una función de protección y depende del carácter de cada uno de ellos. Hay niños que son más impresionables que otros pero lo normal es que puedan superar sus temores de forma natural con el cariño y apoyo de sus padres. Los padres miedosos o con trastornos de ansiedad pueden influenciar a sus hijos ocasionandoles temor, al percibir los hijos la reacción emocional de sus cuidadores, también a traves de las informaciones verbales podemos generar temor en nuestros hijos. Los padres deben tener especial cuidado con su actitud cuando los niños manifiesten estos temores, pues tanto la sobreprotección como hacerles sentir culpables diciéndoles que son miedosos, cobardes, comparándoles con otros niños, etc., perjudicarán al niño, pudiendo ocasionar que se agrave la situación en lugar de ayudarles a superarla. Lo más prudente en estos casos es actuar con naturalidad ante su miedo no dándole importancia y ayudar al niño a que afronte la situación que teme, proporcionándole apoyo, premiándo sus actos de valentía con muestras de cariño y afecto, animándole para incentivarle a superar la situación, etc.  Algunos miedos suelen ser comunes a la gran mayoría de los niños y aparecen en función de la edad, miedo a serararse de sus padres, a la oscuridad, a algunos animales, a los ruidos fuertes, a la escuela, a las tormentas, miedos imaginarios, etc., pero pueden existir otros miedos relacionados con sus propias vivencias o con la educación que hayan recibido.  Si los miedos perduran más allá de lo razonable debemos procurar ayudar al niño a superarlos, sobretodo si el niño manifiesta malestar...

Pesadillas y terrores nocturnos

Las Pesadillas y los Terrores Nocturnos son alteraciones del sueño donde se dan acontecimientos anormales pero frecuentes en la infancia que se incluyen dentro de los Trastornos del Sueño. Hay que diferenciar las pesadillas infantiles de los terrores nocturnos. Las pesadillas son sueños que se producen con más frecuencia en la segunda mitad del sueño nocturno, el niño generalmente se despierta con sensación de ansiedad, miedo o terror, recordando el contenido del sueño. Cuando los niños que sufren pesadillas son más mayores es conveniente hablar de lo sucedido con calma al día siguiente y observar su comportamiento para intentar averiguar si existiera alguna causa o motivo de preocupación para él. Los padres deben acudir al dormitorio cuando el niño sufre una pesadilla, tranquilizarlo, abrazarlo, acariciarlo, hablárle con voz suave y actitud tranquila, escuchárlo pero sin ahondar en los detalles, explicarle que era un sueño y que ya ha pasado todo, que todo está bien y procurar que vuelva a dormirse cuanto antes. Las pesadillas cuando son muy frecuentes pueden ir asociadas a un alto nivel de inseguridad por motivos, escolares, familiares, enfermedad (hospitalización), separación de la madre, etc. Los Terrores Nocturnos se caracterizan por un brusco despertar que se produce en la tercera fase del sueño nocturno acompañado de gritos, llantos, síntomas de miedo intenso y ansiedad, el niño puede incorporarse de la cama pero resulta difícil despertarle y no suele recordar el episodio. Los Terrores Nocturnos con algo menos frecuentes que las pesadillas y desaparecen en la adolescencia. Son factores de riesgo para que aparezcan estos episodios: el estrés, factores géneticos, la fátiga y la tensión emocional, episodios...

Mejorar el vínculo afectivo con los hijos

Muchos de los problemas que son motivo de consulta en el psicólogo tienen su origen en determinadas dinámicas y vivencias familiares. Cuando los niños enferman a menudo, reclaman la atención de los padres constantemente, se oponen a la disciplina, cuando baja la media académica, etc., puede reflejar un malestar emocional o falta de afecto que el niño no sabe canalizar y expresar de otra forma lo que realmente le ocurre. La cantidad y calidad de relaciones afectivas afecta directamente a la salud mental del niño, al adolescente y a los adultos. Por este motivo es tan importante la relación que como padres hemos creado con nuestros hijos desde su concepción (el embarazo también influye). Es primordial atender las necesidades afectivas de nuestros hijos. Hay un factor de primer orden en nuestra sociedad que es la falta de tiempo para estar con los hijos, la poca capacitación de los padres para expresar sus emociones y comunicar sus afectos agrava el problema, esto aún se puede agravar más si además existen problemas de trabajo, de relación de pareja, económicos, de separación o divorcio, malos tratos, etc. Todo esto puede crear un ambiente de malestar e inseguridad que puede resultar muy dañino para los más pequeños, aunque indudablemente afectará a todos los miembros de la familia. Cada niño aprenderá a interiorizar estas carencias de una forma diferente y reaccionará exteriorizando su malestar o desatención afectiva desarrollando problemas de conducta. Si los padres son capaces de fortalecer los vínculos afectivos a pesar de las situaciones difíciles que atraviesen, eliminarán el riesgo de problemas emocionales y de conducta en el futuro. Para fortalecer los...

Hiperactividad infantil

La Hiperactividad infantil es un trastorno de conducta de origen neurológico. Las causas que lo producen hoy en día no se conocen con certeza. Pero estos niños mantienen conductas conflictivas dada la frecuencia, la intensidad y la inoportunidad del momento en que ocurren porque tienen dificultad para controlar su conducta con otras personas. El niño hiperactivo tiene ciertas características que son comunes en todos ellos, como la dificultad de atención, la impulsividad y la hiperactividad. Guía de síntomas en un niño hiperactivo: FALTA DE ATENCIÓN: -La falta de atención cercana a detalles. -Se distrae fácilmente con los estímulos del contexto ambiental. -Parece que no escucha cuando se le habla mostrando dificultad para atender selectivamente. -En casa tiene dificultades para seguir las directrices que se le marcan, para organizarse y explorar estímulos complejos de manera ordenada. -En el colegio le cuesta centrarse en los trabajos o en las diferentes actividades llevándole a cometer errores. -Salta de una tarea a otra sin terminar las ya empezadas, lo evita porque le cuesta mantener un esfuerzo mental constante. LA IMPULSIVIDAD: -Dificultad para mantenerse sentados y quietos en una silla, mueve las manos, los pies, se levanta. -Incapacidad para inhibir conductas, dicen lo que piensan sin reprimirse. -Muestran precipitación (impulsividad cognitiva) incluso a nivel de pensamiento, no piensan las cosas antes de actuar, no preveen y contestan a preguntas antes de que se les formulen. -Hacen lo que les gusta en primer lugar, aplazando los deberes y obligaciones. -Habla excesivamente, dificultad para esperar su turno, interrumpe, responde sin esperar a que la persona termine. HIPERACTIVIDAD: -Tiene excesiva actividad motora, está siempre moviéndose. -Su movimiento...