En el amor la experiencia cuenta

Es bastante frecuente que las personas cuando hemos tenido una relación amorosa que ha terminado en fracaso, añadamos a esa situación ya dolorosa en sí misma, la culpa por todos los errores cometidos y nos sintamos doloridos y frustrados. A amar se aprende amando y en temas tan personales como este de poco nos valen la experiencia o consejos de otros. En estos casos lo más conveniente es hacer una introspección en nuestra propia vida, analizar fríamente que nos llevó a esta situación que estamos viviendo y que es realmente lo que nos hace sentirnos mal para poder cambiarlo. Las malas experiencias pasadas, el miedo a cometer los mismos errores, al dolor, la inseguridad y la inmadurez, son factores que no nos ayudan para afrontar la situación debidamente. Lo primero que debemos hacer cuando hemos roto una relación amorosa o cuando se ha roto porque la otra persona ha decidido acabarla. Es poner distancia, intentar sanarnos por todos los medios que nos sea posible e intentar sentirnos lo mejor posible. Ante una ruptura hemos de tener en cuenta que todo lo que nos ocurre es siempre lo mejor para nosotros, aunque en ese momento seamos incapaces de verlo de esta forma. Si la relación ha terminado hemos de asumir que aunque hemos actuado lo mejor que hemos sabido, aun así no ha sido suficiente, bien porque no supimos ver que no era la persona adecuada o porque nosotros no estemos preparados aún para establecer una relación amorosa estable y tenemos que aprender cosas que nos resultan imprescindibles para lograrlo. Por eso la necesidad de poner distancia con la relación...