por Belén | Mar 16, 2016 | Adolescentes, Niños
Los trastornos de conducta más habituales durante la infancia son la desobediencia, las rabietas, el negativismo, etc., constituyendo parte de la conducta habitual en algunos niños. Estas conductas suelen suponer un desafío a la autoridad y control de los padres, pudiendo resultar muy perturbadoras y degenerar en una relación de represión con los hijos. Estos problemas aparecen cada vez con más frecuencia entre las familias, incrementándose su magnitud y frecuencia apareciendo a una edad más temprana en el niño. En algunos casos extremadamente graves los niños se vuelven verdaderos tiranos con sus padres, adoptando actitudes exigentes, intolerantes, pudiendo llegar incluso a la agresión si no se les conceden sus exigencias. Estas conductas pueden producirse por una falta de responsabilidad y de empatía del niño, falta de capacidad para ponerse en el lugar del otro, no sentir las emociones, una educación permisiva en la primera etapa de su vida, factores genéticos y lo que es más común por una mezcla de varios o de todos estos factores. Las carencias afectivas en la infancia, crecer sin la presencia de los padres, o unos modelos de referencia inadecuados puede desencadenar en este tipo de conductas especialmente agresivas. Cuando un niño pequeño hace lo que quiere, piensa que todo a su alrededor está a su servicio, no ayuda en las tareas más básicas ni a recoger sus juguetes, no colabora son sus padres y es desobediente, no se pone jamás en el lugar del otro, aprende que la vida es así y que sus padres están para darle todos sus caprichos. Cuando un día los padres cansados de esta actitud le dicen no,...
por Belén | Ene 12, 2015 | Cursos, Talleres
Llamamos estrés a la tensión que genera nuestro organismo a modo de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada. Puede originarse por un pensamiento o situación que haga sentir frustrado, ansioso, furioso, etc. Esta reacción fisiológica del organismo es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia. Cuando este mecanismo de defensa crea tensión en exceso, ocasiona modos de vida perjudiciales para la salud, provocando síntomas leves y enfermedades graves a largo plazo. Algunos ejemplos de las enfermedades y anomalías que esta tensión continuada puede provocar en el organismo son: olvidos (ocasionando problemas de memoria), alteraciones en el ánimo, nerviosismo, falta de concentración, cambios hormonales sobre todo en las mujeres como hinchazón de mamas, dolores abdominales inferiores, etc. La patología del estrés va en aumento en el área laboral, sobre todo en el sector servicios y con mayor riesgo para los puestos jerárquicos, que requieren mayor exigencia y dedicación. El estrés crónico está relacionado con un trastorno de ansiedad, que si bien es una reacción normal frente a diversas situaciones de la vida, cuando se presenta en forma excesiva constituye una enfermedad que puede alterar la vida de las personas. El efecto que tiene el estrés en el organismo es profundo: -Predominio del sistema simpático (vasoconstricción periférica, midriasis, taquicardia, taquipnea, ralentización de la motilidad intestinal). -Liberación de catecolaminas (adrenalina y noradrenalina), de cortisol y encefalina. -Aumento en sangre de la cantidad circulante de glucosa, factores de coagulación, aminoácidos libres y factores inmunitarios. Todos estos mecanismos están enfocados a aumentar las posibilidades de supervivencia frente a una amenaza a corto plazo, el problema...
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